noviembre 8, 2024

Lluvias inusuales han transformado el Sahara, revitalizando el desierto y dando lugar a la formación de lagos en medio de las dunas.

El Sahara, conocido por su vasto paisaje árido, ha experimentado un cambio sorprendente después de recibir lluvias inusuales que dieron lugar a lagos temporales y revivieron la vegetación. Estas precipitaciones excepcionales superaron los niveles anuales en solo unas pocas horas, sorprendiendo tanto a los habitantes como a los turistas, y transformando áreas que no veían agua en décadas.

Las lluvias torrenciales, que ocurrieron en septiembre, afectaron especialmente el sur de Marruecos, una de las regiones más secas del planeta. En la localidad de Tata, se acumularon más de 250 mm en solo dos días, una cantidad normalmente alcanzada en un año completo. En Tagounite, situada a unos 450 kilómetros al sur de Rabat, se registraron 100 mm en apenas 24 horas, superando todas las previsiones meteorológicas. El fenómeno, atribuido a una tormenta extra tropical, provocó la aparición de cuerpos de agua en medio de las dunas y zonas de vegetación emergente, captando la atención en las redes sociales con imágenes de vehículos 4×4 atravesando charcos en pleno desierto. «Hace entre 30 y 50 años que no se veían lluvias tan intensas en tan poco tiempo», afirmó Houssine Youabeb, de la Dirección General de Meteorología de Marruecos.

Este episodio ha dado un respiro a una región que enfrentaba seis años de sequía extrema, afectando la agricultura y provocando restricciones en el suministro de agua en varias ciudades. Las lluvias traen la esperanza de recargar los acuíferos subterráneos esenciales para la población local, aunque los expertos advierten que el efecto a largo plazo en la crisis hídrica aún es incierto.

Sin embargo, el resurgir del paisaje también trajo consigo consecuencias trágicas. Más de 20 personas fallecieron en Marruecos y Argelia, y las intensas lluvias dañaron los cultivos. El gobierno marroquí ha puesto en marcha fondos de emergencia para ayudar a las comunidades más afectadas, que todavía lidiaban con las secuelas del terremoto del año pasado.

Imágenes satelitales de la NASA mostraron la recuperación del lago Iriqui, un lecho seco entre Zagora y Tata que llevaba 50 años sin agua. Los meteorólogos señalan que el aumento de la humedad en el aire podría alterar los patrones climáticos de la región en los próximos meses, incrementando la posibilidad de nuevas tormentas.

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