Bolivia amplía importación libre de trigo para garantizar la producción de pan.
Bolivia amplía importación de trigo y harina hasta agosto de 2025 para garantizar la producción de pan
El Gobierno de Bolivia anunció este miércoles la extensión del periodo para importar trigo y harina con aranceles reducidos a 0 %, con vigencia hasta el 31 de agosto de 2025. La medida busca asegurar el abastecimiento de insumos para la producción del pan de batalla, un alimento básico en la canasta familiar, en medio de una profunda crisis económica que afecta al país.
“El Gobierno nacional ha decidido diferir el gravamen arancelario a 0 %, dando vigencia hasta el 31 de agosto de 2025”, informó el ministro de Desarrollo Productivo y Economía Plural, Néstor Huanca, en conferencia de prensa. Según el funcionario, esta decisión permitirá al sector privado operar en mejores condiciones para garantizar el suministro de harina y mantener la producción de pan a precios accesibles.
La medida amplía el decreto emitido el 14 de agosto de 2024, que ya permitía la importación sin aranceles hasta finales de ese año. Durante ese periodo, Bolivia importó más de 18,000 toneladas de trigo y harina de países como Canadá, Estados Unidos y socios comerciales de la Comunidad Andina de Naciones (CAN) y el Mercosur.
Tensión con los panificadores y medidas para frenar el alza del pan
El anuncio se produce en un contexto de tensión entre el Gobierno y los panificadores, quienes han advertido sobre la posibilidad de aumentar el precio del pan de batalla, que actualmente cuesta 0,50 bolivianos (equivalente a 0,07 dólares). Esto se debe al alza en los precios de los insumos necesarios para elaborar este producto esencial.
El ministro Huanca indicó que el principal objetivo de la medida es mantener el precio del pan sin variaciones y adelantó que este jueves se celebrará una reunión con representantes del sector panificador. “Estamos trabajando en mesas técnicas para garantizar el abastecimiento de harina a precio justo”, agregó.
Un panorama económico complicado
Bolivia enfrenta una crisis económica que afecta múltiples sectores. Además de la escasez de harina y trigo, el país ha experimentado problemas de abastecimiento de diésel en los últimos meses, lo que ha derivado en bloqueos y protestas por parte de los transportistas.
La inflación acumulada hasta diciembre de 2024 se situó en 9,97 %, la más alta en 16 años, mientras que el déficit comercial alcanzó los 329 millones de dólares hasta septiembre. La falta de liquidez en dólares, un problema que persiste desde principios de 2023, también ha agravado la situación. En el mercado negro, la moneda estadounidense llegó a venderse casi al doble de su cotización oficial, que es de 6,96 bolivianos.
A esta compleja situación se suman las protestas callejeras y los cacerolazos protagonizados por trabajadores y comerciantes informales, quienes denuncian el encarecimiento de productos básicos y servicios esenciales.
Medidas adicionales del Gobierno
En un esfuerzo por aliviar la presión económica, el Gobierno de Luis Arce ha eliminado temporalmente los aranceles para la importación de otros productos esenciales, como arroz, medicamentos para enfermedades crónicas y artículos de higiene personal. Sin embargo, estas medidas han sido insuficientes para revertir el descontento social y la creciente percepción de inestabilidad económica.
A medida que Bolivia se acerca a la conmemoración de su Bicentenario de independencia, el país enfrenta uno de los momentos más críticos en su historia reciente, marcado por desafíos financieros, tensiones sociales y dificultades logísticas para garantizar el acceso a productos básicos.